jueves, 13 de noviembre de 2008

DIOSES sin deseo



Una Tonada de Luna Llena nos acompaña en la película peruana DIOSES, Simón Díaz interprete de la canción, nos canta "luna, luna llena menguante...." con una voz dulce y una letra cargada de sentimientos, marca la contradicción en las vidas de estos personajes que se supone están colmados al igual que una luna llena y sin embargo menguan en el amor y el deseo.

La música y su letra contrastan con los personajes de la pelíclula que obedecen absurda y absolutamente a un orden e ideales sociales, que los dejan esclavizados sin permitirles ir por las vías del deseo, ni preguntarse por un segundo que es lo que realmente quieren ni quienes son.

Estos personajes viven traicionándose a ellos mismos, como Elisa que acomplejada por apellidar Moreno y no ser de la high arequipeña niega a su madre y a su familia, aunque por suerte, al menos en sueños su abuela le da una buena cachetada.

Si bien no intento dar una opinión cinematográfica sobre la película ya que eso les compete a otros, creo está tristemente bien retratada aunque a veces los personajes parezcan caricaturizados.

"Dieguito", es el personaje que nos salva de esa pesadumbre de estereotipos rompiendo -quizás sólo de aburrido- con lo establecido dentro de su entorno. Diego recurre a lo prohibido en búsqueda de algo de un deseo, sin duda más que un deseo lo que encuentra es culpa y sufrimiento, lo cual obedece más a un modo de gozar que a un deseo pero al menos no está anestesiado, sabe que siente, y que por ello está más vivo que cualquiera de los otros en su familia, independientemente a cualquier tipo de norma moral, que no pretendo emitir en este artículo.

Al igual que en la letra de Tonada de Luna llena, Diego quiere matar al "gavilán que no le deja gallina" y escapa a casa de una de las empleadas para sin querer acercarse a mirar un mundo que desconoce. Desde la punta de un cerro de un pueblo joven el ve que su mundo y su familia son sólo un fragmento de otras realidades. El gavilán es su entorno social, ese que no le ha dejado lugar al deseo ya que Andrea, la hermana que se emborracha y tiene sexo cada vez que puede con quien puede, al final lo deja en un lugar más cerca del estrago.

Si bien al final de la película vuelve a casa de su padre, y aunque pareciera que simplemente se adapta a ese orden social que en un inicio rechaza, creo que por el contrario algo nuevo surge, el puede conversar con una chica que le presentan en una fiesta olvidándose de la hermana, pero más interesante aún es que resuelve estudiar una carrera, y no una carrera que hubiera querido el padre sino la que el quiere, esa que el cree lo hará entenderse a él mismo y a los otros, de alguna manera una nueva puerta se abre para él sin tener que volver a salir corriendo.

Desde mi mirada, que parte del discurso lacaniano, Dioses muestra la posibilidad de que cada quien puede hacerse responsable, responsable del propio goce, de la búsqueda de un deseo y por ende de hacer una elección y no quedarse anestesiado, eso que nos compromete a cada uno en lo más íntimo de nuestro ser a no traicionarnos como sujetos.

Felicitaciones por la producción Pinky.